domingo, 15 de noviembre de 2015


Nuevos materiales para las curas en las guerras.

Antiguamente en las guerras no había tantos adelantos a la hora de curar las heridas, como hoy en día, ya que la ciencia no estaba tan avanzada. La mayoría de las muertes en las guerras han sido por pérdida de sangre. Para que esto no ocurra, ha salido al mercado una serie de materiales como:

  • Material granuloso para aplicar sobre las heridas.
  • Un tejido que es capaz de tomar proteínas de la sangre encargada de la coagulación. A la vez, junto con una sustancia del propio material aceleran el proceso para detener el sangrado.
  • El vendaje de chitosan que procede de un hidrato de carbono biodegradable, es decir, la chitin que se encuentra en la concha de los crustáceos. Al no ser una proteína no causa alergia. La molécula d este material tiene carga positiva, ya que los glóbulos rojos están cargados negativamente. Este tiene capacidad para crear su propio coágulo. Los experimentos con animales han demostrado que puede detener las hemorragias internas durante unan hora. Otra ventaja es que funciona tanto a 50º bajo cero como a 140º.

 


En la actualidad todo lo mueve el dinero, a medida que pasa los años saldrán materiales, incluso mejores que los nombrados. El país debería concienciarse que no toda la población tiene los recursos necesarios para dichos materiales. Pienso que debería de dar más facilidades a los ciudadanos para llegar a tener una sanidad al alcance de todos.

 




Enlaces:

  • http://www.elmundo.es/elmundosalud/2003/03/07/medicina/1047042584.html

 

 

lunes, 2 de noviembre de 2015

¿Qué comeremos en el año 2025?



El mañana de la alimentación.



      El 26 de octubre de 2015, la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.), elaboró un informe sobre el consumo de la carne roja y carne procesada en el que concluyen que estos dos tipos de carne, contienen elementos cancerígenos que se puede evidenciar con el paso de los años sobre los consumidores humanos. Dicho informe viene avalado por el trabajo exhaustivo de 22 expertos de 10 países.



      Casi al mismo tiempo que la O.M.S. el parlamento europeo dio luz verde al consumo y venta de insectos dentro de su nuevo reglamento sobre “nuevos alimentos” debido a su arraigo cultural y gastronómico en las diferentes culturas mundiales que están pasando a formar parte de la población de la unión europea. En el consumo de insectos se ha comprobado su alto aporte proteico y bajo contenido en grasa, además de su relativamente sencillo método de cultivo que puede abaratar los costes de producción.

      ¿Estaríamos dispuestos a comer insectos, que son más sanos, qué ingerir carne que puede ser cancerígena? Es una pregunta de difícil respuesta, cada persona es un mundo y no se sabe a ciencia cierta lo que pasará en un futuro próximo. Pero veamos ahora una serie de alternativas.

      En el año 2013, un laboratorio holandés consiguió elaborar un tipo de carne vacuna procesada mediante cultivo in vitro de células madre. Las ventajas de este experimento son patentes: En primer lugar no se matan animales para obtener la carne, luego el coste tanto en tiempo de crianzas como de producción se abaratan drásticamente suponiendo un ahorro económico; otro factor es la selección artificial de los componentes de dicha carne, puede tener los niveles de proteínas y grasas que el productor quiera; finalmente tiene una ventaja medioambiental puesto que al no necesitar de un ganado muy grande, las emisiones de dióxido de carbono que éstos producen también se verán reducidas.

      Otra alternativa es la expuesta por el profesor Hod Lipson de la Universidad de Columbia, que propone el futuro uso de impresoras 3D para crear comida a la carta. Esta propuesta ha sido valorada por el Gobierno de los Estados Unidos para uso militar como medio de abastecer a sus tropas de forma remota.

      Probablemente en 2025 estas tecnologías no sean del todo asequibles para los bolsillos de los ciudadanos. Por eso se están diseñando nuevos métodos más factibles como el uso de las proteínas de las lentejas como sustituto del azúcar, enzimas que alarguen la duración del pan, el uso del microondas para envasar la comida y la limpieza en seco de las verduras.

      Todas esta información hace pensar que en el 2025, por mucho que diga un informe de la O.M.S. , seguiremos comiendo carne roja y carne procesada puesto que el hombre es un animal de costumbre y le cuesta cambias viejos hábitos por unos nuevos más recomendables.





¿Qué comeremos en el año 2025?



El mañana de la alimentación.



      El 26 de octubre de 2015, la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.), elaboró un informe sobre el consumo de la carne roja y carne procesada en el que concluyen que estos dos tipos de carne, contienen elementos cancerígenos que se puede evidenciar con el paso de los años sobre los consumidores humanos. Dicho informe viene avalado por el trabajo exhaustivo de 22 expertos de 10 países.



      Casi al mismo tiempo que la O.M.S. el parlamento europeo dio luz verde al consumo y venta de insectos dentro de su nuevo reglamento sobre “nuevos alimentos” debido a su arraigo cultural y gastronómico en las diferentes culturas mundiales que están pasando a formar parte de la población de la unión europea. En el consumo de insectos se ha comprobado su alto aporte proteico y bajo contenido en grasa, además de su relativamente sencillo método de cultivo que puede abaratar los costes de producción.

      ¿Estaríamos dispuestos a comer insectos, que son más sanos, qué ingerir carne que puede ser cancerígena? Es una pregunta de difícil respuesta, cada persona es un mundo y no se sabe a ciencia cierta lo que pasará en un futuro próximo. Pero veamos ahora una serie de alternativas.

      En el año 2013, un laboratorio holandés consiguió elaborar un tipo de carne vacuna procesada mediante cultivo in vitro de células madre. Las ventajas de este experimento son patentes: En primer lugar no se matan animales para obtener la carne, luego el coste tanto en tiempo de crianzas como de producción se abaratan drásticamente suponiendo un ahorro económico; otro factor es la selección artificial de los componentes de dicha carne, puede tener los niveles de proteínas y grasas que el productor quiera; finalmente tiene una ventaja medioambiental puesto que al no necesitar de un ganado muy grande, las emisiones de dióxido de carbono que éstos producen también se verán reducidas.

      Otra alternativa es la expuesta por el profesor Hod Lipson de la Universidad de Columbia, que propone el futuro uso de impresoras 3D para crear comida a la carta. Esta propuesta ha sido valorada por el Gobierno de los Estados Unidos para uso militar como medio de abastecer a sus tropas de forma remota.

      Probablemente en 2025 estas tecnologías no sean del todo asequibles para los bolsillos de los ciudadanos. Por eso se están diseñando nuevos métodos más factibles como el uso de las proteínas de las lentejas como sustituto del azúcar, enzimas que alarguen la duración del pan, el uso del microondas para envasar la comida y la limpieza en seco de las verduras.

      Todas esta información hace pensar que en el 2025, por mucho que diga un informe de la O.M.S. , seguiremos comiendo carne roja y carne procesada puesto que el hombre es un animal de costumbre y le cuesta cambias viejos hábitos por unos nuevos más recomendables.